lunes, julio 27, 2009

Siempre me gustaron mis ojos después de llorar...ok, ok, tapar mi innatas ojeras después de las lágrimas no es tarea fácil, sino más bien imposible, pero no me refiero a eso.
Me gusta el brillo de mis ojos. La mirada lánguida pero intensa.

Ambigua, incierta. Queriendo gritar con la mirada lo que queda apresado en los ojos, en el espejo del alma.

Mis ojos cuando lloran son más sinceros, aunque mientan, aunque oculten y no puedan decir.

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